Definitivamente antes la gente conducía mejor, sobre todo porque había más responsabilidad en lo que se estaba haciendo.
Tengo la suerte de haber conducido por muchos países europeos. Irlanda y Alemania son los dos países que todo aficionado de pro tiene que visitar alguna vez en su vida, algo así como ir a Nurburgring.
Alemania por demostrar que lo del límite de velocidad de 120km/h es una gran falacia que nos tragamos en España.
Irlanda porque demuestra que no haría falta señales de velocidad máxima si la gente tuviera un mínimo de sentido común. Existen porque no sería de recibo que fueras a un país “civilizado” sin señales.
No os podéis hacer una idea de lo bien y rápido que conduce la peña por esas carreteras tan estrechas. De verdad que es de risa.
Recuerdo un día, después de estar varios días de turismo con un coche alquilado por una de esas bonitas carreteras de costa en el que, sin querer, me encontré conduciendo a saco. Primero empecé a conducir rapidillo porque me percaté que tenía a un par de coches detrás pero, acto seguido, al ver que no los dejaba, tuve que meterme un poco más en faena. Recuerdo las risas con mi mujer mientras pasábamos a escasos centímetros de los coches que venían de cara por las carreteras de 4 metros sin arcén, con baches que aquí sería de portada de periódicos, con acantilados, puentes estrechísimos, subidas y bajadas, etc. Después de estar unos 15 minutos así y dejarlos por fin a unos metros encontré un hueco al lado de la carretera para parar (estando de turismo queríamos ver la costa tranquilamente) pero cuando el primer coche nos adelantó pasamos directamente a reírnos a carcajada limpia al comprobar que el conductor del primer coche… ¡era una señora!. Jajajajajajajaja. No exagero, de verdad. Lo chocante es que la señal de velocidad máxima era de 100km/h y os aseguro que durante ese rato que fui ligero no pasaría de 90km/h. Al final nos vinimos de Irlanda con la sensación de que allí las señales no están para prohibir sino que más bien están para decirte algo tipo “tú mismo, utiliza la cabeza”.
Lo bueno es que esto no era un caso aislado. Allí la gente se concentra al volante, como algo muy importante que es el llevar una moto o un coche junto a más personas compartiendo la misma calzada, están en lo que tienen que estar, despacio cuando se debe ir lento pero rapidito cuando no hay problema alguno. Con sentido común, sin molestar a los demás, con civismo.
En resumen: estamos a años luz en lo referente a conducción con respecto a otros países.
Os dejo un par de fotos de muestra que, aunque un pelo exageradas, me parece que ilustran bastante bien aquello.
Edito para decir que conduciendo allí me encontraba mucho más seguro que en nuestra piel de toro.