De Motociclismo cuando se jubiló hace poco más de 5 años.
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Guillermo Artola | 19/12/2008
Si Massimo Tamburini fuera británico habría tenido su título de "Sir" o de MBE (Miembro de la Orden del Imperio Británico) antes que Paul McCartney o Elton John. En Italia, como ocurriría si fuera español, el proceso es más lento y hasta imposible, pero para nosotros, el mundo de la moto, Don Máximo tendrá el título de excelencia para siempre. El motivo de echar un vistazo a su carrera es su decisión de jubilarse del trabajo que ha realizado durante casi cuarenta años, y aunque siga empleando su indudable talento en otros ámbitos de la industria (¡que sea por muchos años!), el mundo de la moto debería estar de luto por su ausencia creativa.
No en vano, las motos más bellas y muchas de las más avanzadas tecnológicamente han salido de su mesa de trabajo, y modelos como las primeras Bimota, las Ducati Paso y 916, las MV Agusta F4 y Brutale han sido, son y serán una referencia en la historia de nuestra afición, y han marcado tendencia y estilo incluso para los constructores japoneses.
ADRIÁTICO
Aunque la comarca del motor italiana por excelencia está en el centro norte, en el área entre Milán y Bolonia y más al norte aún (Turín), un país con tan extensa tradición presenta focos de genialidad en muchos otros puntos. La costa del Adriático, con constructores como Benelli o pilotos como Renzo Pasolini, Loris Reggiani y sí, "el otro" genio italiano, Valentino Rossi, fue también la de nacimiento de Tamburini.
El 28 de noviembre de 1943, en Rímini, la señora de Tamburini trajo al mundo al pequeño Massimo, y seguramente no pensaba en que el futuro Michelangelo de las dos ruedas era el mismo que le impedía dormir con sus llantos. No tenemos una foto del primer triciclo que tuvo, pero ya de muy niño se merendaba las fotos de pilotos y motos de la época que exhibía el barbero al que su padre le llevaba.
Su primera realización fue una transformación completa de la MV Agusta 600 de cuatro cilindros a la que aumentó de cilindrada hasta los 750 cc, reformó la culata y los carburadores Dell’Orto, sustituyó el cardan por una cadena (para lo que tuvo que modificar el cárter) e instaló un depósito de aluminio y otros detalles estéticos. La fama de esta moto, una de las pocas de gran cilindrada de la zona en aquella época, llegó incluso a la "polizia stradale", lo que hizo aconsejable venderla. Bergamonti, uno de los directivos de MV Agusta de entonces, la probó y quedó impresionado.
Con el dinero obtenido por esta especialísima MV, compra una Honda CB 750, y su afición le lleva incluso a participar en carreras con ella. En una de éstas, en Misano, se compra una parcela por el módico precio de unas cuantas costillas rotas, y ya desde la convalecencia decide que hay aspectos muy mejorables y que él va a transformar por segunda vez esa Honda, ahora de modo controlado.
De aquí, con la inclusión de Bianchi y Morri, (los "Bi" y "Mo" de Bimota, ya sabes quién era la "Ta"), nació la Bimota HB1, primero como "kit" para adaptar a una unidad de serie y luego ya como moto completa. En el recuadro adjunto tienes todas las motos que nacieron de esta marca mientras Tamburini estuvo ligado a ella, y en 1983 alza el vuelo en solitario y aterriza en el Gallina Team. Este equipo italiano, propiedad de Roberto Gallina, ganó los dos campeonatos seguidos después de Kenny Roberts, con Marco Lucchinelli y Franco Uncini, y poco después de que Massimo Tamburini dejara sus filas, sirvió de escuela a Sito Pons (1985) y a Juan Garriga (1986) antes de su triunfal regreso a 250 con motos oficiales.
Para entonces nuestro genio ya había firmado con Cagiva, donde los hermanos Castiglioni habían incluido a una entonces maltrecha Ducati. Así nació la 916, una de las motos míticas de toda la historia y base sobre la que la marca boloñesa ha ganado innumerables carreras y Campeonatos del Mundo de Superbike. Antes de ésta, nació la Paso (en honor a Renzo Pasolini), que aunque no tuvo tanto éxito como la mencionada 916, ya marcó estilo en elementos como el carenado envolvente que luego fue utilizado por Honda en la primera CBR 600 F y bautizado como concepto "Aero" por el fabricante japonés.
Durante esta misma época, Miguel Ángel Galuzzi, otro diseñador italo-argentino que ha crecido a los pechos de Tamburini en el CRC (Cagiva Research Center), creó la Monster seguramente asistido por el jefe, y aunque él es el que firma el diseño, se trata de otra moto de culto que ha creado escuela en todo el mundo.
La inyección económica que supuso la venta a un grupo inversor americano (Texas Pacific Group) de la marca Ducati permitió a los Castiglioni relanzar MV Agusta, y aquí surgió la F4, primeramente destinada a nacer como Cagiva y que, al recibir este otro prestigioso nombre fue adornada con muchos más extras de calidad y un diseño lujurioso que removió los cimientos del mundo motociclista en ese momento y, aún hoy, sigue siendo una obra de arte, de belleza y efectividad inauditas. En nuestras comparativas la vemos repetir año tras año contra modelos a lo sumo bianuales de la competencia japonesa, y sigue haciendo un dignísimo papel corroborado hace un par de años con su victoria total en el Master Bike ’07 ya con 1000 cc en su motor.
César Agüí, nuestro recordado compañero, aseguraba tras una entrevista que le hizo a Tamburini que este hombre sabía algo sobre el arte de construir motocicletas que nadie más tenía, lo que cuadra perfectamente con lo avanzado que fue el diseño original de la F4, tanto como para permitirle seguir en la lucha diez años después…
Paralelamente a la deportiva, MV Agusta desarrolló también la naked Brutale, que una vez más ha trastocado los parámetros habituales de la categoría y de la que no hay que explicar quién firma el diseño. Como ejemplo, fue la primera con un faro delantero asimétrico y en forma de bulbo, y ahora no hay marca en el mercado que no tenga alguno de sus modelos más vendidos con un elemento similar (y no miro a Fazer…, perdón, quería decir "y no miro a nadie").
Versiones de la F4 1000 como la que lleva su nombre han rizado el rizo de la excelencia mecánica y de componentes, pero son modelos que nacieron con unidades limitadas y que ya no están disponibles desde hace años. La última creación de Tamburini para el Grupo Cagiva, salvo error u omisión, es la Husqvarna STR, una especie de supermotard de calle con una calidad y una belleza impropias de este tipo de motos.
Sólo queda desearle a Don Massimo lo mejor en su nueva etapa (él asegura que va a seguir trabajando pero en otros ámbitos que le interesan), estaremos pendientes de lo que pueda salir de sus tableros de dibujo, y sólo espero que no se dedique al vuelo sin motor o al ala delta, o mucho me temo que tendremos que aprender a volar para poder estar cerca de sus genialidades. Las genialidades de su excelencia…