Recuerdo que las carreras en Suzuka tenían muchas cosas especiales.
Generalmente solía abrir la temporada, así que el madrugón solía tener un algo especial, la ilusión de ver la primera carrera, los primeros colores, los estrenos de motos, equipos, cilindradas y, por supuesto, la esperanza de que aquella carrera estrenara una gran temporada para el espectáculo y para los nuestros.
La aparición de rapidísimos wild card japoneses subidos sobre, por lo general, rapidísimas motos, lo que complicaba mucho la existencia a pilotos consagrados en su categoría. Ahí podíamos ver qué piloto era capaz de jugársela contra unos auténticos kamikaces capaces de dejarse la piel con tal de oir el himno del país del sol naciente mientras se deshacían entre lágrimas e hipos.
También era un aliciente (lo confieso) intentar averiguar cuál de los wild card japoneses que iban en cabeza de carrera iban a terminar por los suelos debido a su irracional ímpetu, sobre todo si llovía
El circuíto, cuyo trazado era una preciosidad con todo tipo de curvas y variopintas trazadas, proporcionaba mil y un puntos de adelantamientos.
Estaban las eses rápidas de principio del trazado, en el que veíamos a uno que, tranquílamente, se salía un poquito de la trazada y se colaba por dentro como quien no quería la cosa.
La largúisima curva a izquierdas que la realización tenía que cambiar de plano porque las motos acababan "escondiéndose" para aparecer vistas desde alante y en las que las viejas y añoradas 500 salian cruzadas derrapando una y otra vez para cortar el derrape y frenar en la curva a derechas. ¡Qué bonito era ese tramo!
Justo un poquito después, a la salida de un curto túnel, estaba la curva aderechas y la frenada para la lentísima curva a izquierdas. Ahí se veían interiores de esos que se iban telegrafiando una curva antes "te la estoy preparando". También había coladas de frenada y algún toque en la salida si al colarte alguien había improvisado adelantarte. Siempre se "esperaban a la salida".
Otra frenada de esas que podías ver cómo se la iban preparando a fuego lento era la frenada a izquierdas de la curva spoon. La precedía una rápida de derechas en la que tenías que sacrificar un poco la salida para no comerte la entrada a izquierdas de spoon. Era esa curva graaaaaaande grande que siempre la tomaban desde una cámara que estaba donde Sanglas perdió los pistones.
Me encantaba ver cómo Kevin pasaba frenando a Rainey para que luego el californiano volviera a pasarle por dentro. Eran trazadas "cruzadas". Si entrabas abierto podías mantener luego un paso por curva más rápido o bien cerrarte por dentro si era necesario (y lo era cuando alguien te hacía un interior en la entrada).
La salida de la curva spoon daba a la largísima recta de atrás.
Y para terminar con los míticos puntos de Suzuka falta, por supuesto, la gran frenada en la chicane. Ver al mítico pajarito Schwantz llegar con 8 ó 10 metros de desventajar, ver cómo se hundía la suspensión del piloto que llevaba delante mientras Kevin seguía aguantando hasta que clavaba como un demonio y hundía la Suzuki metiéndose milagrosamente por dentro.
Daba gloria verle hacerlo una y otra vez... excepto cuando adelantaba a Rainey. ¡A mi se me llevaban los demonios! ¡¡Pero frena más Rainey!!
Un circuíto en el que dar una vuelta te costaba un poco más de dos minutos daba mucho aliciente. Se podían recuperar grandes desventajas en una única vuelta, sobre todo porque no sólo era un circuíto largo, sino muy técnico y, si tienes técnica y además te lías la manta a la cabeza, un buen piloto podía ser capaz de hacer una vuelta milagrosa. En eso el antiguo trazado del circuíto de Assen era también mágico.
Sólo en Suzuka y en Assen podías ver recuperar un segundo en una vuelta a base de webs y manitas mágicas.
¡¡Qué grande era Suzuka!! ¿Cuántas veces podías ver a 2 pilotos adelantarse en la última vuelta? Era único.