Bueno, ahí va un relato del primer día del CEV, el sábado.
Espero que os guste.
Llegamos al circuito mi niña y yo y, tras un pequeño atasco de los madrileños que se van a la sierra a hacer de okupas, llegamos a eso de las 11:20. Llamadita a Merkel y ahí estaba, un tipo alto subido en una TDM850. ¡Qué limpita que tiene la moto!, decía Raquel (debe ser que está acostumbrada a ver mi coche echo unos zorros).
Nos saludamos y ala, parking VIP, pase VIP, cocacola VIP y la leche en verso VIP. A esto le llamo yo un buen comienzo.
Entramos los 3 en el paddock. Mientras tanto, el primer entrenamiento de la copa Movistar inunda el circuito de sonido de motores. Sol en todo lo alto. Agitación en el padock, motos, colores, olores, caras conocidas, vidilla de este mundo. Yo, como en casa; contento de estar allí.
- “¿Damos una vuelta por el padock” (dice Merkel)
- “Toma, claro!!!” (digo yo como Don Camilo)
Raquel no dice nada, pero tiene una sonrisota que no le cabe en la cara. Mientras aparcaba el coche estaba tan agitada como un niño cuando va por primera vez al parque de atracciones, jejeje.
Así que nada, saco la cámara que ya tiritaba entre mis manos del miedo que tenía en sus circuitos (iba a tener tajo para rato).
Vamos recorriendo el padock desde la parte “rica” a la parte “pobre”, es decir, en el mismo sentido de giro del circuito, de alante a atrás.
Nada más empezar, ¡¡zaca!!, divisamos a Cardoso.
- ¡¡Jose Luís!!, le grito yo con mi gorra de Checa y mis gafas de sol macarrónicas. B)
Él se acerca con una expresión como “¿Te conozco?”, y cómo se dirige directo hacia mí, yo pienso, “esta es la mía, caíste en la trampa”.
Le saludamos Merkel y yo, y dos besos de rigor a mi chica (esto se repitió varias veces durante el finde, parece ser que todos los pilotos del paddock son muy cariñosos). Cardoso también nos presenta a su chica, que pasaba por allí.
Le contamos un poco que le conocemos desde que corría con Rabadán en 125 con las Aprilias en el año 1990, y también le preguntamos cómo le fue en la odisea de la Yamaha en Montmeló. Nos dijo que cada vez que llegaba al final de la recta de meta estaba acojonao pensando si la moto se le griparía (normal) puesto que ya lo hizo en dos ocasiones, así que todos estábamos allí contentos de que estuviera entero rodando con los primeros. (Al final, acabaron rodando en tiempos mejores que los de Doohan en el 98). Le desee buena suerte para la carrera (parece que funcionó) y seguimos nuestro deambular. Tampoco es plan de ir atosigando a la gente.
Merkel tiene que comprobar si un recado que tenía que hacer ha llegado a buen término, así que subimos para dirigirnos a una solitaria sala de prensa en donde ponen, entre otras cosas, los tiempos impersos de cada entreno en todas las categorías.
Mira tú por dónde, a Merkel se le ocurre la feliz idea de preguntar si por allí se encuentra un tal Noyes, de nombre Dennis. Y ¡¡¡alaaaa!!!, allí estaba él charlando con alguien.
Entramos. Reguero de baba. Mano temblorosa. Garganta reseca.
“Zes fun jlacer ponocerte, to seoi JaviGP” (debí de parecerme a Jar Jar Binks, de la guerra de las Galaxias)
Comentamos un poco de pasada el tema de los neumáticos de Sete y Rossi, y nos contó la piña que se dió el viernes De Gea, que es compañero de equipo de Kenny Noyes. Nos dijo que comía con la mano izquiera pero que saldría en carrera. De locos. :blink:
También le preguntamos cómo esta rodando su hijo, y nos respondió que no estaba yendo mal y que aún quedaba un día más de entrenos, así que aún quedaba por ver cómo iba la evolución.
Nos despedimos porque tanto Merkel como yo no nos gusta estar “dando la vara” a nadie y no queríamos atosigar. Corto pero intenso.
Salida al mundo real, ojos chirivitas, miradas como “¿de verdad que hemos conocido a Noyes?” y ala, a seguir alucinando.
Vamos bajando por el padock, motos de todos los colores, una con las gomas destrozadas (mucho calor), otras destripadas, R1’s presiosas por doquier, alguna azafata deambulando, algún monitor de tiempos en un box de ricos, en fin, de todo un poco.
Decidimos ver a los chavales de 125 mientras vamos a saludar a un colega de Merkel, que es control de ese punto. Mono naranja, banderas por doquier, voz de “haber vivido mucho” y contando los detalles de los entrenos del día anterior y de cada palmo de asfalto de ese punto. Un chico de la Movistar resbaló con el agua que había salido de la urbanización de al lado y que había llegado a la pista, resbalón, caída y tobillo y muñeca rotos. Demasiados leñazos, parece ser.
Las motos pasan a nuestro lado como si estuvieramos en la calle. De echo, si se nos hubiera cortocircuitado el cerebro, podríamos haber echado a correr 5 metros y ponernos a “recortar” a los pilotos como si de toros se tratase. El ruido ya es algo serio. Más fotos.. joer, mierda de cámara, los tengo al lado y ni siquiera puedo hacerles una foto decente.
Una aceitunitas para levantar el espíritu y un refresquito. El sol se va notando.
Txupete llama. Ya ha aparcado y viene para acá. Vamos a recogerle para que pueda entrar. Nos conocemos en persona y veo su casco, mítico ya en los foros. Presentaciones y seguimos el recorrido por boxes, que Txupe no había visto nada todavía.
Vemos una montesa cota de 50cc (monumento nacional), pilotos con espinillas por todas partes (cada vez son más jóvenes). Raquel se nos queda enrollándose con unas madres, a las que le pregunta cómo llevan eso de que corran sus niños (este tema tendría que tener un hilo a parte, lo que vi el domingo en carrera me impresionó bastante).
Mientras, Txupe Merkel y yo hablando de todo y de nada, mirada por aquí, foto por allá, más R1’s, la Suzu del colega de Txupe, el que organizó la rodada nocturna en Albacete, algunas Kawas, todas verdes (será imposición de la fábrica), perciosas y escasas, y “La Ducati” del team Reynolds, cosa fina fina de bonita. Y venga a comentar cosillas y venga a hacer más fotos. Mirad esa horquilla, mirad ese basculante, le han puesto una Ohïns, ¡¡joder, eso sí que es un pepino, que me den una!!, etc, etc. A mi ya me asustaba la Montesa de 50c.c. como para que me diesen una R1 preparada. Boxes ida y vuelta y ala, a ver los entrenos de la fórmula Xtreme. ¡¡Cosa sería!!
Nos dirigimos a la tribuna VIP que hay en la zona del siete, junto con Fanina y Le Mans, y allí, como señores, vamos bien la ocupación casi abusiva de las Yamaha R1 del team La Glisse. Cardoso… Javier del Amor, Ivan Silva.. ¡¡miramiramiramira como suena la Ducati, dá gloria!!
Ahí está Carmelo Morales con la suzu amarilla del team Cononitas. Está como una cabra el tío, ¿vísteis el carrerón que hizo en Montmeló? (fue una pena, ya que al día siguiente se cayó en entrenos rompiéndose las dos muñecas. El domingo pude hablar con él en esta misma tribuna que os comento, con las dos manos vendadas, dándole ánimos. Pretende volver a pilotar el 11 de Julio en Albacete. Estos romanos están todos locos :blink: ).
Mira como tumba el 39, ahí va la única tía del CEV, Elena, con la Suzu. Tiene buenas maneras. Muchas Yamaha R1 naranja fosforito, ¿de qué equipo son?, ¿Promo racing?, ah, vale. Pues van todos como locos.
Mira el 11 con la Kawa, tiene un paso por curva muy rápido.
¿Qué número lleva Kenny Noyes?.... el 23, como Jordan. Vale….. ¡¡Ahí está. Anda, si va con los colores de Wurth, como De Gea!!. Tengo que empaparme los nombres y números de esta gente, esto no puede seguir así (me digo a mí mismo).
Fijáos fijáos, llevo mirándole 4 vueltas seguidas y la moto se le mueve de atrás una barbaridad a la salida de Le Mans. Le flanea demasiado.
Paso de hacer fotos, no va a salir un cará**. Mientras, los bocatas van dejándose ver.
Se acerca el final y vemos que Cardoso está empezando a rodar fuerte. Estos ya van en serio. Silva se descuelga de la moto de una manera especial, muy bella, muy espectacular. De Gea sigue descolgándose tanto que tiene que sacar el GPS para preguntarse dónde tiene la moto, porque le queda muy lejos de su cuerpo. ¿Cómo hace ese tío para mantenerse en la moto cuando esta le mete un trallazo?, le pregunto a Merkel. “Con las piernas, la sostiene con las piernas”. Debe ser, pienso yo, porque está claro que es con lo único que mantiene un contacto contínuo. Demasiaotú.
La megafonía del Jarama es más antigua que sus baches y su trazado, así que no sabemos quién ha quedado en qué puesto. Tendremos que pasarnos por la sala de prensa después, como hace aquí cualquier hijo de vecino.
Vemos Supersport. Si el fórmula Xtreme estoy pelao de conocimientos, en Supersport mejor ni hablaros. Forés, Raúl Jara y para de contar. Eso no puede seguir así (me vuelvo a repetir).
Merkel y Txupete se van porque tienen que comer y tienen otras historias por ahí, así que Raquel y yo nos quedamos hasta vernos todos los entrenos.
Entre el último entreno de Xtreme y Supersport, me encuento a un hombre, de unos 40 y tantos años (calculo yo) que, al oírme los comentarios que hago (si es que no me puedo estar callado, joer) él empieza también a comentarme cosas. Al final ocurre como siempre, enrolle total. Parecíamos dos marujas hablando de motos. Todo muy interesante.
Resulta que el tipo me cuenta que él es mecánico y que llevaba la copa Aprilia Bancaja.
Así que, pensé yo, esta es la mía. Y es que siempre he tenido mucha curiosidad por saber cómo hace un piloto desde los libres del viernes hasta el warm up del domingo para ir ajustando la moto poco a poco hasta lograr sentirse a gusto y confirado encima de ella. Total, que le pregunto y le digo si el piloto le cuenta qué siente y cómo lo siente, si la horquilla se le hunde en exceso, si el cambio de relación se le queda corto o largo en la marcha cuál en la zona tal, si le rebota de atrás cuando abre gas, si se le cierra la dirección en los ángulos cerrados, etc, etc, etc.
En esas que a este hombre se le ilumina la cara y empieza a soltarse.
Me dice que hasta hace un par de años, estuvo con un piloto que actualmente hace el mundial de 125c.c y cuyo nombre (ni del piloto ni del mecánico) no voy a revelar por respeto.
Me contaba que el tío era rápido, pero que no se interesaba lo más mínimo en todo lo relacionado con la mecánica, que él solo pilotar y dar gas.
“¡¡Qué vaaaa!! El 50% de los pilotos (me imagino que sería de la gente joven que empieza) no tiene ni idea de mecánica elemental ni de qué sucede debajo de él, y sólo dicen que ‘se me mueve así’ (y veo que el hombre mueve los brazos de arriba abajo) y uno tiene que adivinar qué es, haciéndole preguntas, ‘pero cuándo, ¿al abrir, al cerrar?, ¿si estás inclinado…?, ¿cómo es el rebote, seco, te avisa?’ y al final tienes que intentar adivinar qué es. A veces les hago preguntas para pillarles, porque la moto le va mal y él no sabe decirme qué es exactamente y entonces me dice que todo va bien.”.
En fin, toda una odisea. Me quedé A-LU-CI-NA-DO.
También me contó que cuando el gran Lawson llegó a Cagiva, la provó, la llevó al límite, entró en los boxes y les dijo a los mecánicos (para alucinar).
“La moto va bien, pero tiene sus fallos. Para empezar, el motor. Las bielas pesan mucho…” ¡¡¡¡¡¡¡¡ :blink: :blink: !!!!!!!!!!
O sea, que Lawson prueba una moto y les dice que las bielas pesan mucho y eso provoca que el motor no suba de vueltas igual de rápido cuando las marchas son largas…. Joderrrr, ese Lawson era la leche. No sólo les cuenta lo que siente, sino que les dice a los mecánicos y a los ingenieros lo que tienen que hacer. ¡¡LA LECHEEEE!!
Nos contó que en este deporte, el dinero y los medios era algo fundamental, y que podía coger a “un repartidor de pizzas” (como él decía), un piloto más o menos del montón, y con entrenos, como unos 3000 Kms, y buenos medios económicos durante la temporada acaba haciendo mejores resultados que pilotos mucho mejores pero con pocos medios.
Me contó que ciertas motos de Supersport y Xtreme que estaban entre los 5 primeros constaban entre 5 millones y 10 millones de pts de las antiguas en extras (kits, suspensiones recambios de buena calidad y acceso a gomas mejores).
También me habló de lo que a un piloto le puede costar ir al mundial ocupando una plaza en un equipo “alquiler” cómo también los denominaba. Por ejemplo, me comentó que parece ser que Carchano ha soltado a Mateoni unos 50 kilos (pts) para correr con ellos. ¿Impresionante, verdad?
En fin, estuvimos charlando grátamente hasta que todos los entrenos terminaron y Raquel y yo decidimos movernos. Antes de irnos nos dimos una última vuelta por el paddock y vimos a Luisito D’Antin sentado en la carpa, comiendo con Valentín Requena (a éste mira tú por donde no le saludé, jejeje) y con Oscar Gallardo, expiloto del Paris Dakar. Y es que, en este mundillo, hay que saber moverse.
Al día siguiente nos esperaría más…. [continuará]
Saludos a todos.